los autómatas inundan las calles,
en automático circulan.
En cuerpo presente,
con mentes dormidas.
Los autómatas a veces despiertan,
empiezan dándose cuenta…
de lo perdatorio del universo,
de sus propias pérdidas,
de sus fracasos,
de saberse limitados y finitos.
Los autómatas recién despertados
se vuelven disidentes
porque empiezan a saber.
Los autómatas disidentes
se resisten a dormir de nuevo,
saben que existir es doloroso.
A veces sienten más de la cuenta
y se dan cuenta de lo ridículo
de su drama.
…y siguen sintiendo y sabiendo.
y a veces no saben si reir o llorar,
darse cuenta los obliga a pensar.
Muchas veces piensan que
es tentador volver al letargo.
Los autómatas disidentes
saben que sería fácil y cómodo
aceptar el destino de un autómata,
pero algo en su interior se agita.
No hay regreso,
para quien ha probado el
agridulce sabor de la vida…
a través de conciencia.
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Tan imporante como respirar
es saber que respiras.