El guardián

El oráculo se reunía cada semana para decidir el destino de los mortales.

A través del cristal podían ver la historia de cada ser que acudía a ellos, en base a ello emitían su juicio.

Todo se volvía tan rutinario que cada integrante del oráculo perdía de vista que entre sus manos tenían el destino de una persona.

Hasta cierto punto se volvía tan rutinario, que para los integrantes del oráculo solo eran datos.

Pero un día, por azares del destino el cristal, requirió un guardián. Con el tiempo el guardián mejoró el Cristal y empezó a conocer y comprender la trascendencia del oráculo en la vida de los mortales.

Así que de ser un proceso casi casi anónimo, los consultantes del oráculo empezaron a ver que sus consultas eran atendidas… por otro ser humano!

Un día uno de los integrantes del oráculo se molestó porque el guardián procuraba ver que todos los consultantes recibieran respuesta, ya fuera favorable o no. Pero esto incomodaba, ya que podría dejar a la vista alguno que otro error. Así que confronto al guardián y le dijo… RESPETA MI TRABAJO!

A lo que el guardián sin tomar a personal el berrinche, contestó…
Y tú respeta esa vida que estas afectando con tus decisiones.

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