Hubo una guerra en la antigüedad,
que separó un joven y dulce amor,
él tuvo que ir al frente a luchar.
Fue una lanza la que atravesó,
mil sentimientos y un corazón,
él murió de pie, nunca regresó.
Vuelve a mí,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mí,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mí.
Ella no olvida aquel frío adiós,
se heló su sangre y tembló su voz,
mientras se alejaba su joven amor.
Cuentan que todas las mañanas va,
a conversar con un viejo árbol
gris,
a él le habla de su gran soledad.
Vuelve a mí,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mí,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mí.
Dónde estás amor,
donde duermes hoy,
dame el beso aquel,
que me dijo adiós,
que me dijo, adiós.
Vuelve a mí,
y dame tu mano al andar,
vuelve a mí,
y mira mis ojos llorar.
Dile al sol,
que haga volar,
tu calor,
hacia nuestro hogar,
para que vuelvas a mí.
la oreja de Van Gogh