“-la verdad es como el fuego, Mijaíl – dijo-. O cura o destruye. Pero nunca, nunca, deja de cambiar lo que toca. – meneó lentamente la cabeza y miró fijamente al muchacho-. ¿Puedes aguantar las llamas de la verdad, Mijaíl?”
McCammon – La hora del lobo