Bajo el cielo de Guadalajara

Te has puesto a pensar lo fugaz que puede ser un momento?

El primer momento al llegar a Guadalajara, todavía obscuro, el suelo mojado, las calles desiertas…
Llegar a las oficinas en donde había que hacer un trámite, en la cima de un cerro… sí todavía muy obscuro y sin ni un alma en la calle.

Sí tenía sentimientos encontrados, lo desconocido, la soledad, sabiendo que aún falta mucho tiempo para que amanezca, pero aún así contemplar el amanecer sentada en la escalinata del edificio y maravillarme por el paisaje.

Y ver poco a poco como la ciudad va cobrando vida, en los trinos de los pájaros, la gente saliendo a trabajar.

No sé, fue algo increíble en su simplicidad.

Ser viajero tiene su mística, debes ser paciente, estar alerta y preparada para lo inesperado.

Me pareció como recorrer otra sombra, de otro tiempo. Y es curioso pero me quedé con una sensación ligera en mi corazón… Aunque si fue un viaje relámpago agotador, regresé contenta de haber estado en un lugar que significa mucho para alguien que amo.

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