Fan fiction
Después de su nacimiento, lo colocaron en un barril obscuro… todo fué tan rápido… por un instante la luz… y después sólo la obscuridad.
Tardó mucho en comprender que dejó de ser un objeto inanimado… es más ni siquiera tenía idea que antes era un objeto y lo que era ahora. Dentro de ese barril no tenía muchas alternativas, sólo estaba… y escuchaba, con el tiempo se dió cuenta de que habían sonidos, aprendió a distinguirlos, algo en él empezó a cambiar, empezó a ser más consciente de lo que era él y lo que era afuera de él. De alguna forma era como estar en la nada, no existía más que la conciencia de que era él y lo que no era él..
A fuera sucedían muchísimas cosas, transcurría el tiempo Alvin Maker, su padre, se conectaba a la tierra y continuaba con su labor de hacedor… Pero el arado de oro seguía sumergido en la obscuridad.
Transcurrieron muchos, pero muchos años y un buen día, alguien lo encontró dentro del barríl. Para el arado de oro fué muy extraño, ya había olvidado que existiera algo más que la obscuridad y los sonidos… pero ahora fué un shock para él… todo era tan luminoso y extraño que seguía sin comprender.
Lo sostenían en alto, sentía la tibieza de los soportes que lo sostenían, asustado por lo que pasaba, se dió cuenta que podía moverse… fué tal la sorpresa para él y para lo que lo sostenía que lo dejaron caer.
El arado sintiendo la dureza del piso, trato de encontrar una mejor posición, se asustó más cuando escuchó un grito de ¡SE MUEVE! el arado esperando ponerse a salvo de lo que se movía, trataba de resguardarse. Nunca había pensado antes que podía existir algo que amenazara, así que por primera vez en su existencia sintió mucho miedo. No sabía que pasaba y no tenía manera de defenderse o responder a lo que estaba experimentando en ese momento.
Así que pensó que lo más seguro era quedarse quieto. Así que ya más calmado, pudo distinguir lo que lo rodeaba, había formas distintas, unas rígidas y ¡otras móviles!
El objeto móvil se le acercó tanto que que dió cuenta de que era enorme, nuevamente lo levantó, pero el arado se sintió más confiado. Se mantuvo quieto, comprendió que cuando se calmaba, le era más fácil darse cuenta de lo que pasaba y siguió aprendiendo.
Con el tiempo se dió cuenta de lo que era un ser humano, también de que él era diferente a un humano o a cualquier cosa que existiera. Aprendió a comunicarse con el humano, él lo cuidaba y le hablaba mucho, a veces le entendía otras no.
A fuerza de que el humano seguía empeñado en comunicarse, el arado seguía cambiando. Así pasó el tiempo y el arado de oro supo que el humano era descendiente de su padre Alvin Maker… Arman.
Arman siguiendo la tradición, era el séptimo hijo de un séptimo hijo. Así que al encontrar al arado de oro dentro de las antiguas pertenencias de la familia… Sintió una gran pena por el arado de oro. ¿Qué lugar en el mundo podría tener un arado viviente de oro?
No juzgó a su tatara tatara abuelo, sabía que por alguna razón lo habría creado, sin embargo si bien la existencia odia el vacío y es necesario que los mismos hacedores luchen contra el caos y el vacío, también vital que los hacedores comprendan el compromiso que tienen con sus creaciones.
Arman al principio no tenía idea cómo podía ayudarle pero al darse cuenta de que el arado había desarrollado una conciencia, supo entonces lo que tenía que hacer. A final de cuentas donde exista una chispa de vida hay una posibilidad de cambio.
Así fué como se cruzaron los caminos del hacedor y el arado… Es probable que nunca exista un lugar en el mundo conocido para un arado viviente, pero para un ser consciente… las posibilidades pueden ser infinitas.